13 Dic Cómo conocer y reconocer las emociones contribuye a nuestro bienestar
El miedo, la tristeza, la rabia, la ira, la alegría, los celos, el asco, la esperanza o el amor, entre otras muchas, son todas emociones, las cuales solemos dividir entre positivas (queremos sentirlas) y negativas (no queremos sentirlas). Uno de los objetivos de la terapia consiste en lograr regular aquellas emociones que nos provocan mal estar y que por ello consideramos negativas. De este modo, canalizaremos y reduciremos los niveles de ansiedad y depresión.
Con este objetivo en mente, durante la terapia aprendemos no sólo a reconocer dichas emociones negativas (ira, rabia, tristeza, repulsión, etc.) sino también a aceptarlas y a sentirlas, por incómodo u horrible que parezca. Esto tiene una base neurobiológica, pues se ha demostrado que nombrar nuestras emociones activa el cerebro ejecutivo (área racional) para que calme el sistema límbico (área emocional), por lo que la intensidad de la emoción en cuestión disminuye. Es lo que el conocido psiquiatra estadounidense Dan Siegel, autor de La mente en desarrollo (2007), denomina “nombrarla para domarla”.
Teniendo en cuenta lo anterior, te propongo el siguiente ejercicio: cuando experimentes una emoción que no desees, no luches por deshacerte de ella. Simplemente detente y dite a ti misma o a ti mismo: “Estoy sintiendo [rabia, celos, miedo, desesperanza, etc.]”. No juzgues la emoción, solo identifícala y siéntela. A algunas personas les ayuda también escribir la emoción. Si lo haces con regularidad el efecto suele ser cada vez más inmediato ¿Por qué no probarlo? Es un ejercicio tan sencillo que lo puedes realizar en cualquier lugar.