Meditación y otras prácticas para vivir mejor

Soy de la opinión de que no existen verdades absolutas y de que son pocas las fórmulas universales. Esta línea de pensamiento me lleva a reflexionar sobre la meditación, cuya práctica lleva ya mucho años de moda, y con buen motivo, pues los estudios han demostrado el poder de transformación que meditar tiene en la mente. Personalmente, mi relación con la meditación se forjó hace años, y si tuviera que decir qué beneficio me ha reportado, no tengo la menor duda de que me ha ayudado a controlar y regular mucho mejor emociones, tales como la ira, la tristeza o el miedo. Mentiría si dijera que ya no me afectan estas emociones, sin embargo ya no son tan poderosas ni arrolladoras.

No me sorprendería, querida lectora o querido lector, que te encontraras entre ese porcentaje que ha meditado en algún momento de la vida pero que no ha establecido el hábito o que incluso seas uno de esos temperamentos que no soportan meditar. Si perteneces al primer grupo y quieres volver a intentarlo, te animaría a que meditaras al menos unos 5 minutos al día y, a partir de ahí, ver si creas el hábito. Además, lo bueno de esta práctica es que la puedes adaptar a ti: sentándote en una silla, sobre un cojín o tumbándote  en la cama (siempre es bueno asegurarse de que no sea a una hora en que, con toda probabilidad, te vayas a dormir). Puedes meditar en silencio centrándote en tu cuerpo y respiración, diciendo algún mantra o escuchando una meditación guiada por Internet. Existen aplicaciones para meditar que se descargan en el móvil, páginas web donde te explican en detalle esta práctica e incluso cursos online y presenciales.

Sin embargo, si encuentras la meditación extremadamente aburrida o insoportable, hay muchas otras actividades que reportan beneficios similares, tales como la jardinería, caminar o incluso hacer bricolaje, entre otras muchas. Lo importante: cuando hagas cualquiera de estas cosas u otras del estilo, focaliza, al menos por unos minutos, tu atención en aquello que estás haciendo como si no existiera nada más. Céntrate en lo que ves, los sonidos, los olores y lo que tocas. Se trata de poner tus cinco sentidos en aquello que estás realizando y, por tanto, de estar absolutamente en el momento presente.

Igualmente, puedes amortiguar tu malestar emocional con la ayuda de un buen amigo o un familiar, simplemente compartiendo tus preocupaciones y sintiendo ese apoyo y compresión que nos aportan algunos de nuestros seres queridos. Y por supuesto, estamos los counsellors y psicoterapeutas, para acompañarte en los momentos de crisis y ayudarte a encontrar tus propias herramientas para afrontar los desafíos que a todos nos enfrenta la propia vida, siempre desde la compasión, empatía y sin juzgar tus decisiones.

En resumen, busca tu propio camino, escucha tu fuero interno y elige aquello que mejor funciona para ti. No existen bálsamos mágicos pero sí un emocionante cúmulo de posibilidades.